Ayer estuve en Camporredondo, un precioso pueblo a pie de las montañas palentinas. Aún quedan construcciones encantadoras como esta antigua vivienda que ahora es utilizada como gallinero. Menudo sitio tienen estas gallinas! Seguro que dan huevos de dos yemas!. Mientras hacía el apunte, varios niños del pueblo no se separaron de mí, les divertía un montón verme dibujar, y a mi me divirtieron mucho también. Acabaron sacando todos mis bártulos y poniéndose a dibujar también. Desde aquí mando un cariñoso recuerdo a Alba, Elsa, Vidal y otros dos guajes que no me acuerdo su nombre…